Chlorella y desintoxicación
La Chlorella vulgaris tiene una pared celular de tres capas, compuesta principalmente de celulosa y quitina. Esta pared celular tiene grandes propiedades de adsorción de xenobióticos, por ejemplo toxinas orgánicas como la dioxina o metales pesados como el mercurio, el cadmio o el plomo. Esto significa que la chlorella tiene la capacidad de fijar metales pesadosEsto significa que la chlorella tiene la capacidad de ligar metales pesados, pesticidas y toxinas y librar al organismo de ellos eliminándolos de forma natural.
Se ha observado una reducción potencial de la toxicidad del mercurio durante el envenenamiento (enfermedad de Minamata) por un consumo de 4,5 g/día de Chlorella (Mishima I, Kuwano R) (*).
Por otra parte, el uso de Chlorella para la descontaminación de aguas residuales contaminadas con metales pesados se menciona a menudo en artículos sobre tecnología medioambiental (por ejemplo, [41]; [42]; [43]). Por lo tanto, es posible diseñar procesos de adsorción similares en la superficie de la chlorella en el estómago y el tracto intestinal, de modo que parece posible utilizar el CVB para extraer mercurio del cuerpo a través de las excreciones fecales.
Para el cadmio, tales procesos están documentados. HAGINO et al. descubrieron que la chlorella aumenta la excreción de cadmio en humanos. Tanto la excreción fecal como la renal de cadmio se aceleran de 3 a 7 veces por la administración de CVB en individuos que sufren envenenamiento por cadmio (enfermedad itai-itai) [44].
MORITA et al. informan de la aceleración de la excreción de dioxinas en ratas alimentadas con dioxinas mediante la administración de CVB (dieta con un 10% de chlorella) [45]. [45].
PORE et al. publicaron un estudio en el que la chlorella administrada a ratas aumentaba la tasa de detoxificación de la clordecona [46]. Se demostró que la chlorella hacía que la toxina se eliminara del organismo más del doble de rápido que en el grupo de control.
Los contaminantes químicos como las dioxinas y los bifenilos policlorados (PCB), ampliamente presentes en nuestro entorno, se acumulan en el organismo. En concentraciones elevadas pueden ser tóxicos y causar problemas de salud.
Estos contaminantes atraviesan la barrera placentaria. También se encuentran en la leche materna. Cuanto mayor sea la concentración de estos contaminantes en el organismo de la madre, mayor será la exposición del feto y luego del lactante.
Un estudio ha demostrado que un consumo de 6 gramos diarios de Chlorella durante el embarazo puede reducir la concentración de dioxinas en la leche materna en un 30% aproximadamente. Al mismo tiempo, se ha demostrado un aumento significativo de la concentración de inmunoglobulina (Ig)A en la leche. El consumo de Chlorella por las mujeres embarazadas y luego lactantes tendría así un doble efecto beneficioso para los lactantes, el de reducir su exposición a las dioxinas y el de protegerlos mejor contra los riesgos de infecciones.
(*) MISHIMA I., KUWANO R. the case for grosmin administration for chronic Minamata disease patients. Datos inéditos.