Cuando empecé a tomar Chlorella de nuevo a principios de 2007, sentí claramente los efectos beneficiosos de esta alga. A los pocos días de tomarla, me sentía más despierto, más alerta, más tranquilo, más sereno y más equilibrado en mi relación con la comida. Al principio había notado estos efectos agradables pero no podía discernir la causa. Tras reflexionar sobre mis últimos comportamientos, deduje que el único cambio notable era la reanudación de mis «dosis» diarias de chlorella.
PN